Bien sabido es, por todos, que mas sabe el diablo por viejo que por diablo ¿cierto, verdad? Seguro que lo habéis escuchado alguna vez (de no ser así, me congratulo de ser la primera, ya puedo morir en paz)
Seguro que el diablo también tendrá momentos en el que pueda recitar el tópico de “Beatus ille” cuantas veces lo habré adoptado en mis expresiones cotidianas, cuando algo que sucede no es de mi agrado… sin dejar segundo a alguno a concebir la idea de las maravillas que ese acto poco agradable lleva escondido en las sombras ocultas del futuro, cercano o próximo, preparadas, cual comida pre-cocinada en el interior de nuestro congelador.
Una comida que consideramos rápida y sabrosa, pero que ni se nos ocurre pensar, (aunque lo sepamos) el trabajoso proceso que ha tenido hasta llegar a nuestras manos, incluyendo desde la materia prima hasta la cajera que nos lo cobra (también podríamos incluir al vendedor del congelador, pero seria redundar demasiado)
Así pues, es de sabio el destino. Consideremos ahora que el destino fuera persona…
¿Habría o habrá vivido él, como individuo, todas las vivencias que nosotros, los humanos vivimos a diario? De ser así, necesitaría más vidas de las que un videojuego con truco de vidas infinitas podría poseer. No existe tal posibilidad, tan remota es como pensar que en la tierra no existiera la fuerza de rozamiento. Moriríamos los humanos entonces por el deseo de ser transferidos, aunque tan solo sea con una gota de sudor, el roce del cabello, es imposible… es absurdo dar espacio alguno a pensar en ello.
Beatus ille….
…aquel que vive sin pensar en ideas que sobran, que no pierde el tiempo.
…aquel que organiza el tiempo para realizar todos sus proyectos a la perfección.
…aquel que no da cabida a improvisar e innovar
Esta profunda antítesis que vivo en mi llana vida.
Esta asintota que observo desde el eje contrario creyendo que se tocan y envidiándola por ello, por no ser yo la que vivo, sin reiterar en mis pensamientos para asentirme en la teoría de la ironía del mal. Un mal que me dice que esconde mil maravillas en su interior pero que aun no puedo disfrutar por necesitar de los conocimientos que otras experiencias me han de regalar…
Cruel ironía, en la cual me pierdo algunos días, y que a su vez, me hace sentir tan bien.
A veces se abren las paginas del libro que el destino nos tiene escrito, para mostrarnos que aunque repitamos algunas cosas, lo que tiene que ser, será, y así va a ser, y no las podremos cambiar. La simetría axial me refleja que somos un espejo de las páginas de ese libro. Asimismo somos el color de un libro de páginas blancas cuyas letras yacen impresas en negro; somos los recuerdos, somos el cajón de lo desconocido, somos la ironía de un universo perfecto, somos los creadores de la perfección, somos los que nos hundimos en una depresión2
1, 2, 3…números que se encuentran en la música, en la melodía que embauca nuestras vidas.
Somos magia, somos números, somos formas, somos ideas, somos infinitas palabras, creadas y por crear …y por ello infinitas. [….?)
Somos el locus amoenus de todo lo imaginable, el rayo de sol de la tempestad, el trueno de un calido día de sol en primavera… seremos todo aquello que queramos ver sin ojos, sin mirar, cerrando los ojos y visualizando en nuestro interior la indefinición de las palabras cabidas en un diccionario perfecto.
La noche del día, la media tarde de la media mañana, el medio limon de la media naranja, y aun así habrá días, seguirám habiendo días en los que creamos con la mayor de las certezas que el ser humano es imperfecto por naturaleza.
Señores & señoras, yo ya no se qué creer…
Solo sé que creo en éste irónico destino ?, con su ilógico orden irracional ??.
Porque miro en mi interior y descubro la verdad incierta ? la verdad perfecta.
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