¿Alguna vez os han dicho «qué suerte tienes» o «es que tienes mucha suerte en la vida» cuando te van bien las cosas?
A mi me lo han dicho alguna que otra vez, y la verdad, he llegado a un punto que no sé si tomármelo a bien o a mal ¿realmente crees que es todo fruto de la suerte? Si, si… que si que se pude tener suerte, pero para mi suerte es encontrarte un billete de 50€ sin saber a quien se le ha caido o que te toque la lotería, o algo así.. en ningún caso es que te vayan bien las cosas, el trabajo, etc… que si, que quizás hoy día con el panorama que hay la suerte puede jugar un pequeño punto, pero… me gusta pensar y creer que es fruto de un buen trabajo personal, de que es una suerte fabricada, de las sonrisas al espejo cada día y de querer que las cosas te salgan bien.
La suerte existe, pero para otros factores.
Por ejemplo;
Yo siempre he pensado que el amor no existe, que no era para mi, que era para otro tipo de personas con otro tipo de «alma» y personalidad y que, por mi parte, el amor era la creatividad y el don que se me otorgó para disfrutar de mis propias creaciones, mis letras, mi música, mi creatividad en general… mi poder «antiaburrimiento».
En cambio, la vida me ha dado un «zas» positivo, me ha regalado «amor» y eso si que lo considero suerte, estar en el momento adecuado con las condiciones idóneas donde estaba preparada para encontrarle a el, el que espero que sea la persona que me acompañe hasta el infinito, si es que éste existe.
Igualmente, la relación es algo que tampoco se debe a la suerte, sino que hay que trabajarlo, como la vida, el futuro, tus reglas, tus opciones.
La vida es valor, es decisiones y muchas cosas que aun me quedan por aprender, como la disciplina y la constancia en los deberes de la vida, para aprender cosas nuevas y para administrar el tiempo en crecer, evolucionar y ser mejor cada día.
Aun así, éstas letras son para desahogar mis gritos sordos al mundo, para decir que la suerte no existe que te la has de fabricar tu, hay que llamar a la puerta para saber qué hay detrás.
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La mala suerte no existe. Pero lo que si existe es tu convicción de tener buena o mala suerte. La buena suerte empieza por entender quien es uno. Saber que se es hijo de Dios, un angel encarnado, un ser de luz nacido para triunfar y ser feliz y luego proceder de acuerdo con ello. Empezar a trabajar con entusiasmo, con dedicación, con paciencia, a estudiar, a capacitarse en forma constante, a tener la confianza en los poderes que Dios a todos nos puso en potencia y que solamente los que son conscientes de ellos utilizan. Se debe indagar que es el Bien y perseguirlo en todo momento, el bien comer, el bien beber, el bien ejercitarse mental y físicamente, el bien hablar, el bien actuar, el bien pensar, y luego cuando lo estas haciendo, cuando estas practicando lo correcto lo que haces es comulgar con Dios, es armonizarte con la luz, con el amor, con la justicia, con la belleza, con la felicidad. Quien hace esto nunca esta en la oscuridad aunque no exista luz física alguna a su alrededor, nunca esta lejos de la alegría, nunca esta derrotado, nunca fracasa, porque esta permanentemente conectado con lo que debe ser, con la prosperidad y la felicidad.