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Intensidad, deseo. Un sueño recreado.

Comienzo sin querer dejando mi cabeza caer sobre tu cuerpo mientras trato de evadir mis pensamientos para que nada suceda…
Sin darme cuenta y sin pretenderlo, mis dedos se enredan con los tuyos mientras éstos se acarician, atraídos como un imán, como la gravedad.
Noto como se acelera el latido de tu corazón lentamente, segundo a segundo, lo percibo retumbar en mi cabeza, que tengo sobre en tu pecho.
 Mi respiración se acelera pero resisto a que no se note. 
Nos abrazamos. Es una sensación tan agradable.

Es entonces que invadiendo el silencio que tan solo estaba decorado con nuestra respiración, tus palabras entonan en una pregunta si sería posible que al besarnos sucediera algo que alguno de los dos no estuviera dispuesto a afrontar…

No hay nada que perder, quizás sí que ganar.

Son tantas las veces en las que le he negado a mi cuerpo hacer lo que desea, que negarlo ahora, hubiera sería pecado, un castigo.
Te miro fijamente, a menos de 2 milímetros de tu boca la mía, mientras hablamos, y decidimos, y me cuestiono mis palabras, mis deseos, mis promesas.

Mientras decido responderte entre susurros, entrelazo mi respiración entre la tuya, penetrando mi mirada directamente hacia tus pupilas, cuando en uno de mis suspiros entre las palabras hace que nos fundamos en el mas dulce y deseado de los besos, percibo en la calidez de tu saliva la excitación de tu mente. Es una locura inevitable. Mi sonrisa es la clave de que estoy haciendo realidad uno de los sueños que tuve hace unas semanas, no puedo evitar disfrutar el momento como un niño el día en que recibe sus regalos en navidad. 
Tus manos dominan mi piel. Se transforman en la herramienta perfecta para erizar todos y cada uno de los poros de mi piel hasta hacerlos enloquecer. 
Tu mirada me acompaña, juntos a tus besos, junto a tus caricias, persiguiendo a llegar al final, sin prisas, muy lento, disfrutando el momento.
Tu aliento, tu respiración entrecortada, tu voz susurrada, tu labios recorriendo mi cuello, mientras tus uñas recorren mi espalda, atrevidas y delicadas, con la intensidad exacta para justificar la marca del momento, dibujando un lienzo que nadie jamas podrá verlo.

Una delicada luz tenue, es el escenario elegido de una escena casi prohibida. Irrepetible quizás. Siento que no puedo despegarme de ti. Me quitas la ropa lentamente. Como si quisieras guardar en tus recuerdos el sonido del tejido arrastrandose lentamente por mi piel, hasta quedar con la belleza que la eternidad nos regala, sin nada mas, solo con la desnudez, que se te antoja lenta e independiente, sin ayudas.

Me siento cautivada, hipnotizada, es como si estuviéramos construyendo un puzzle cuyas piezas lleváramos días en los bolsillos, esperando unirlas… Pero sin mirarlas. Como si hiciéramos el puzzle a ciegas, deslizando las yemas de los dedos en sus formas, antes de unirlas. Fluyendo con naturalidad. 
Con presión, con ambición, con decisión, sin despegarnos, regalándome el privilegio de tus besos, de tu calor cercano, de tus caricias infinitivas, suaves como la seda, deliciosas como la luna llena.

Me cubres con tu cuerpo, envolviendome con tus brazos, juegas con mi cuerpo decidiendo las reglas del juego, así haces enredar mis piernas sobre tus hombros, a permitir que pueda invadir mi pecho luego con tu sudor. Te atreves a indagar por lo prohibido, por zonas que tan solo el privilegio del deseo de algunas almas pueden descubrir.

Sigo acompañada por tus besos como vehículo hacia la mas intensa de las sensaciones, transmites tu satisfacción a través de tus miradas, de tus caricias cada vez mas intensas y atrevidas. 
Palabras que acompañadas de tu respiración entrecortada en la oscuridad no dejan que nada se pierda, me vas narrando tus pensamientos como el autor mas inspirado, escribes en el aire como disfrutas de cada detalle. La tinta son tus cuerdas vocales, el papel el aire. Yo, como la musa del momento, de éste libro, de éste recuerdo. Nosotros como invasores de la oscuridad y el aire que nos rodea, somos los protagonistas de la historia.

La timidez y la intensidad del momento, ésta situación me limita a tratarte como deseo. Estoy totalmente ensimismada, hipnotizada por la circunstancia. Me dejo llevar cual marioneta entre tus dedos. Esta noche soy tuya, soy la musa del deseo, escondida entre la piel y los huesos de mi cuerpo… soy el pecado invadiendo tus sabanas, provocandote con un leve movimiento, con caricias perdidas enloquecidas junto a mi respiración que como música te presto.

Es todo tan perfecto… necesitaba recordar los detalles mientras lo escribo, para recordarlo en un futuro que quizás halle perdido.
Ha sido una sensación tan agradable. Me he sentido tan libre, tan segura, tan firme, tan leal a la vez que tan sincera y real. 
Aunque todo se puede mejorar, la sensación de la primera vez, desconociendo el futuro incierto de si esto se repetirá, es tan misterioso e intrigante, que el misterio que éste encierra, es mas atractivo aun, hace que tenga mas valor, que haya sido todo aun mas intenso…

Cierro los ojos y te puedo recordar, aun te puedo oler en algunas zonas de mi cuerpo mientras escribo esto.
Ha sido estupendo, maravilloso, casi perfecto.

Gracias por una noche de intensidad y deseo sin frenos.

Lo necesitaba, justo así.
Exactamente como ha sido.
Fiel al que ayer fuera sueño. 
Y que anoche recreaste, iniciado por un beso.

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Isabel Montse

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