A veces me siento perdida sin saber si las pisadas que quedan en la tierra es el reflejo de mis pies.
A veces respiro y detecto colores en el aire, me afectan varios diferentes, llegan a mi mente directo al inconsciente.
Las circunstancias de la vida te llevan a cerrar los ojos con la esperanza de despertar y ver que estas en un mundo diferente, como en otro planeta.
Parece que las circunstancias cambian, cuando realmente no pasa nada y a la vez pasa todo.
Mi corazón podría decirse que está roto, que hay parcelas vacías, pero hay un vacío que queda lleno con la nostalgia y la falta real de abrazos, de nuevos momentos, de un pasado que jamas volverá, de un futuro al que no sé mirar.
Y es que parece que todo es improvisado, que la vida va jugando a un juego de cartas inventado, sin reglas ni lógica ninguna, y es que aquí no hay cartas que contar, no hay ninguna linea o serie que seguir, no hay palos, no hay… bueno, no hay nada, es como si se hubieran mezclado varios juegos olvidados o a los que ya hace mucho tiempo que nadie haya jugado.
Y mientras que ésta mezcla de sentimientos me llena el alma, me la parte, me recompone, me tira al suelo, y me mira desde el cielo, siento como vuelo, vuela mi imaginación hacia aquel rincón, ese rincón al cual no quiero ir, porque no debo, porque no debe, porque no es, porque no puede ser, y que tal solo puede ser en mis pensamientos, en mi imaginación, en ese universo paralelo donde todo puede pasar, todo lo que me gustaría que pudiera llegar, un un mundo de fantasía, donde otras circunstancias pasarían, donde mis decisiones a otros lares me llevarían.
Donde tan solo las letras, las historias, la musica y las canciones, podrían y pueden acariciar.
Y solo sé que siento, y que lo siento por ello, no me arrepiento, pero es algo que decidir no puedo.
Yo no tengo culpa de que su olor me haga estremecer, no tengo la culpa de que reúna cualidades que siempre anhele, no tengo la culpa de que tenga detalles que siento como si de un puzzle se tratase encajan.
Pero falla lo más importante y a la vez no falla nada, porque nos une algo muy importante, algo que llena mi realidad, algo que sobrepasa el amor, algo que el día a día me cuida, que ya es mi familia, que es más de lo que creí merecer.
Alguien que me me hace sentir en casa, que sé que va a estar ahi, y que no es perfecta pero es que yo tampoco lo soy.
Y a la vez me pregunto que hubiera pasado tras ese momento en el cual actué sin apenas pensarlo, qué hubiera pasado si diferente la respuesta hubiera sido, que hubiera pasado si en ese momento ambos otro camino hubiéramos emprendido.
¿Y si…?
Y si…
Y si pudiera elegir no sentir, y si pudiera dejar de evitarte la mirada y al fin verte como quien quiero ver.
Y si pudiera estar cerca de ti y que tu olor no me hiciera sentir.
Y si pudiera elegir dejar de sentir, y verte como un amigo, que es lo que eres ya y ya está.
Y si pudiera elegir ¿lo haría?
O será mejor usarte de musa, por hacerme sentir confusa, por llegar a quererte a ocultas, y a imaginar mil y una locuras.
Y es que no lo puedo evitar, no es mi culpa, no lo puedo borrar, no me exculpa.
Y con esto, voy a dejar de escribir, porque te tengo cerca, y quiero dejar de sentir.
Y a la vez tu presencia me invita a vivir, a sentir, a escribir, a ir y venir.
¿Debería de volver a alejarme?
¿o de nada serviría porque al volver a verte volvería a sentirme como antes?
Pues no lo sé hijo… no lo sé…
Y aqui me ves.
Con nostalgia, perdida, confundida.
Y a la vez…
Sin sabré qué ni quien ser.
Categories: confesiones reflexiones
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