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Sin titulo (inefable)

Normalmente siempre escribo el titulo antes, hoy lo haré al final.
¿Por qué?
Por la misma razón de que no podemos ponerle un titulo a nuestra vida, hasta que ésta llega al final, es imposible saber cómo sucederá todo hasta que termina, podemos imaginarlo, intuirlo, planearlo… podríamos agobiarnos, podríamos lamentarnos, y también podemos deleitarnos y disfrutar del camino hasta que llegue ese momento, o también esperar que nunca llegue.

Yo escribo prosa, a veces poesía, aunque nunca me gustó medir, aunque siempre he soñado con ser una persona organizada. Será por eso que compongo canciones y creo entonaciones a modo de encabalgamientos que unen los versos entre las notas de la melodía que invento.

Soy libre, me gusta improvisar, dejar mi alma volar, ya sea con las cuerdas de la guitarra, con las cuerdas de mi voz, o simplemente escribiendo con el teclado, y dejando que sean mis ojos los únicos en decidir qué está bien o no, mientras que las redes neuronales de mi cerebro celebran lo que he hecho, y me hacen sentir tan artista, tan bohemia, tan creadora, tan significativa cuando lo cierto es que todos somos iguales. Igual de maravillosos y distintos entre nosotros. Somos diferentes notas en un pentagrama infinito que suenan a la vez, como en una orquesta dirigida por la vida.

Hace un tiempo me lamentaba por sentirme diferente, por tomar decisiones incorrectas, en cambio, hoy día, detecto que todo lo que sucede es una pieza de puzzle perfecta que sin ella, es imposible que suceda lo siguiente, es imposible que se pueda encajar la siguiente pieza.

Sé que no soy diferente, nadie lo es, formamos parte de un mismo mar, estamos de alguna manera educados, o maleducados por una sociedad movida por el dinero y poco por lo que realmente vale, los valores, lo que somos, lo que sentimos y construimos dentro de nuestro ser. Pero no es culpa de nadie, es parte del aprendizaje que los miedos han generado en el ser humano por el riesgo a perder algo que es imposible perder. El ser. El ser humanos.

«Todo pasa por algo», es una frase tan típica, tan popular, «déjate llevar», «dios aprieta pero no ahoga»… hay tantas frases y creencias que se han ido creando desde hace miles de años que hoy día, las interiorizamos tal que así, sin reflexionarlas, y es que es normal, nos han educado a pensar y ser así.

Lo maravilloso de todo esto, es experimentar cómo y cuando despiertas y descubres a personas que sienten y ven como tu, que fueron valientes e investigaron qué era todo esto, y no hablo de religiones sin fundamento ni de sectas, ni de creencias plasmadas en libros divinos, sino de personas que han ido en contra del mundo materialista, o ya no en contra, sino que se han adaptado a la sociedad sin sucumbir y sabiendo quienes son y cómo damos respuesta a lo que significa ser un «ser humano».

Y es que todo se basa en hacer lo correcto y en sentirnos bien para ser felices, si, si… otro tópico, pero esa es la verdad, es el secreto, ser felices con lo que verdaderamente importante, con lo que de verdad importa, con ese olor, con esa voz, con ese sonido, con ese calor, con esa persona, con esa conversación, todas esas cosas que el dinero no debería de poder comprar, ya que todo la naturaleza nos lo da. Y hay que empezar por despertar, por querer ser y por querer saber. Para atraer lo que nos merecemos, necesitamos, y somos.

Y el mundo es tan complejamente bello, que es imposible no volverse una adicta a querer descubrir mas sobre la verdad sobre ese secreto tan simple, sobre ese tesoro que tiene la vida, que es la vida, que tenemos y que dejamos en un segundo plano por no querer ver la verdad, por miedo a mostrar algo que nadie nos ha enseñado que existe y es mas, que incluso nos han enseñado a que es algo raro, algo malo, algo de raritos… y nada mas lejos. Lo que es raro y de raritos es lo que estamos haciendo, la sociedad que se basa en el dinero, es de raritos querer pagar mas por una marca, por fingir ser quien no somos, por hablar diferente, por mentir y por comer cosas tan procesadas que crean tantas enfermedades porque el cuerpo nada mas que quiere defenderse y advertirnos de que algo estamos haciendo mal en sociedad. Es mucho mas complejo que esto, una canción no es solo una voz, hay que apreciar la guitarra, la bateria, el bajo, las trompetas, y todos los instrumentos que contienen la canción de la vida.
Tantas personas juntas y tan solas… que raro ¿verdad? Todos preocupados de nuestro «solo» en la orquesta sin apreciar las otras melodías que otros gestan.

Me he sentido tantas veces sola en un grupo tan grande ¿Y a qué era debido? lo tengo muy claro hoy, al aprendizaje que la sociedad me ha dado, pero ya no me preocupa, porque ahora… estoy despierta.

Y doy las gracias a las personas que estoy descubriendo que me estas enseñando a ver, descubrir y entender todo esto, a ver que no soy tan diferente, sino que simplemente mi mente había despertado y veía una luz cuyo color nadie me había enseñado a describir, y ahora sé que ese color, aun hoy, en éste siglo es inefable, en cambio se sabe que está ahí.

Gracias Esperanza Sanchez, Gracias Mario Alonso Puig, Gracias Lain Garcia Calvo, entre otras personas que me estañan ayudando a ver.
Gracias, gracias y gracias.
Gracias a vosotros y a todos los maestros que os han enseñado ser quienes sois para enseñar a otros a ser quien son.

Gracias.

Categories: reflexiones

Isabel Montse

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