Un buen día, mi conciencia se dirigió hacia mi, y se dispuso a dialogar conmigo,
Mi conciencia y yo, en una conversación de media tarde.
C: ¿y esos ojos?
Yo: ¿qué les pasa?
C: Brillan
Yo: Será que no descanso mucho últimamente, el cambio de tiempo siempre me ha afectado.
C: No, no creo que solo sea eso.
Yo: ¿a que te refieres?
C: Soy tu conciencia, estoy dentro de ti, a mi no me engañas.
Yo: explícate.
C: ¿Te has dado cuenta de que pareces una niña de 15 años?
Yo: ¿perdona?
C: Si, pero con sentimientos de mujer.
Yo: Estoy confusa conciencia…
C: Lo sé por eso estoy aquí…
Yo: Solo quiero negar lo evidente, porque no quiero alterar mi realidad, mi presente.
C: Pero, a la vez lo haces real, solo por imaginarlo.
Yo: No es la primera vez, ya sé como termina esto, y no me vas a convencer otra vez “que ésta vez va a ser diferente”
C: ¿Qué tienes que temer?
Yo: ¿caer?
C: Siempre queda la opción de levantarse.
Yo: es tan fácil hablar conciencia…
C: Tu que tienes vida… vívela. No seas solo palabras, como yo.
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