Mientras la música nace, en un alma de pensamientos distraídos e incoherentes. Me despierto en la cordura, para ver un claro entre tanta llanura.
Percibo como una nueva era, una nueva etapa, está entrando en mi vida. Penetra insolentemente, sin pedir permiso, sin avisar. Me gusta.
Mientras las pesadillas protagonizan mis sueños, con señales que percibo y no distingo, camino en el diurno del cielo, mientras respiro, cierro los ojos, y vuelo por el suelo.
Mientras mis pesadillas se distraen, sueño con fantasías repletas de besos, en paraísos afrodisíacos donde el mar y una isla desierta, so el escenario elegido, mientras las luces de la aurora boreal, invaden nuestras miradas, que se distraen compenetradas, ensimismadas en la nada, en el todo, en el absoluto de la pupila de tus ojos, donde aprecias la verdadera belleza, la que no se ve, la que únicamente se puede llegar a sentir, tocándola con el alma, mientras me dejas embaucada, por el sabor de tus labios, que enredan sin salida, sin que pueda huir.
Mientras te beso en mis sueños, vivo en el infierno, permanezco sentada, sin tenerlos, sin creerlos.
Mientras te imagino en el más absoluto de los sueños…. Te intuiré cierto.
Te sentiré a mi lado, cerca.
Mientras mi alma se antoja tierna, sensible e incierta, me hace un imposible no necesitar del sentimiento que algunos seres humanos pueden hacernos sentir.
Mientras mi alma se contagia de las feromonas que componen los átomos de mi infierno femenino, escribo, me inspiro, teclado en mano, y escribo, creo frases sin sentido o con demasiado contenido.
Mientras escribo… me extiendo en la red y publico.
Extiendo la magia de las letras, mientras dejo desnudar, mi mente inquieta, mi alma desconcierta.
Porque como mujer nací, como música sentí, compleja y completa, perfecta y dispersa.
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